Y nos fuimos de gira con “El Mundo es Malo”, como típicos jóvenes pata de perro, de casa en casa, de feria en feria, de costa a costa, donde nos llamen ahí estaremos. Y claro, tenemos que agradecer al público por su gran aceptación y apoyo.
Con un poco de timidez pero con gran entusiasmo, nos presentamos un diez de diciembre en la feria “Navidad para compartir” en la plaza de la independencia de nuestra ambicionada y antigua ciudad de Granada. Luego de ver la aceptación en el público, entre chiflidos y aplausos, creímos convenientes tomar el asunto más en serio y nos tomamos un pequeño descanso de casi, si no más recuerdo, tres meses. En los ensayo previos a nuestra segunda presentación, nos dimos cuenta que faltaba un poco más de magia, y clic, comenzaron haber cambios dentro del grupo y a esto le agregamos un poco de sabor a la obra.
Rumbo a Nandaime, camino al Centro Comunitario “Oscar Arnulfo Romero”, tomamos nuestras esperanzas y nuestros sueños, y lo guardamos en esa bolsa mágica llena de mascaras y trajes negros, un par de zapatos sucios y nuestro colorido maquillaje que nunca falta, siempre y cuando no se nos olvide. Después de tanta euforia dentro de un cuarto llenos de libros estupendos para niños, nos llego la hora de presentarnos. Un lugar que estaba por reventar, público sentado, público de pies, de espalda, de frente, arrinconados, y sobre todo atentos. Nos vio salir y entrar a escena, una y otra vez, viviendo con nosotros “El mundo es malo”, identificándose con la escena, riéndose a carcajadas, disfrutando recíprocamente del momento, hasta terminar con los aplausos llenos de energía de buena vibra, gracias Nandaime, que tengan una bonita noche, volveremos.
Luego, nos alistamos para celebrar el “Día Internacional del Teatro” en la casa que nos vio nacer, “La Casa de los Tres Mundos”. Esta vez acompañados por chavalos de “El Cartel” y el grupo de teatro “Los Drugos” originarios de Managua. Y como la gracia y las desgracias nunca falta, nos toco buscar chicheros a última hora para nuestros amigos de “El Cartel”, y lo conseguimos, pero poco antes de presentarse, los famosos chicheros desaparecieron de nuevo como por arte de magia; problemita técnico sencillo, agarramos nuestra grabadora súper sónica, la conectamos al tomacorriente, insertamos el ¡compact disc!, le subimos toditito el volumen, presionamos “play” y problema resuelto, a bailar se ha dicho. Acto seguido, sus servidores con el Mundo es Malo, que ya, un poco cansados por los gajes del oficio, nos presentamos ante un público muy exigente, el granadino, acostumbrados al espectáculo día a día, pero aun así, le sacamos unas sonrisas y tuvimos nuestras felicitaciones y claro, le damos las gracias a todas esas personas que aun creen en las artes escénicas, en el deleite del teatro.
Semanas después, recibimos –bueno, más bien quiero decir nuestra directora recibió- una llamada desde la hermana república de Malacatoya, de parte un ex-alumno de la escuela, que nos estaba invitando para presentarnos en una feria que él estaba organizando. Acto seguido, comenzamos a ensayar, lo cual nos dimos cuenta, jeje, que teníamos mas de un mes para presentarnos en la feria, así que entablamos una reunión para un nuevo montaje y así ensayar dos semas antes, El Mundo es Malo.
El 30 de Mayo, el día de las Madrecitas nicaragüenses, nos embarcamos rumbo a Malacatoya. Llegando a El Paso, nos bajamos del microbús y nos subimos a la balza, una cuantas fotitos y arriba de nuevo, y abajo de nuevo, pues tuvimos que esperar al otro lado como la novia de Tola, después de un centenar de llamadas, por fin llego lo que no podía faltar, el mejor vehículo para transportarnos hasta el corazón de Malacatoya.
Claro, esto se debía y se debe, gracias a la lluvia y otro al gobierno local que les gusta mantener las carreteras en mal estado por que nunca hay presupuesto y ellos bien gorditos, gracias. Bueno, para no aburrirlos, llegamos y ahí estábamos, rodeados de ninfas, nereidas, amazonas, musas, uff, las mujeres lindas de ese lugar. Nos disfrazamos y salimos a las calles, ellas se subieron a una tarima ambulante y por supuesto, yo las acompañe mientras mis compañeros se dedicaron a caminar como en procesión. Después del recorrido por unas de las calles, llegamos a un bar que tenía una tarima enormemente alta, que casi quedo con aire en la nuca por ver hacia arriba. Los primeros en presentarse fueron nuestros amigos de “El Cartel” y seguidos nosotros, entre un público atento y selecto, que nos lleno de aplausos al terminar la función.
Ahí estábamos, todos en un ambiente diferentes, lleno de mil mosquitos que no nos dejaban comer tranquilos, pero a la hora de bailar, quien se iba a acordar de los piquetes. Mis amigos de “El Cartel” se dieron un festín de bailes con las mujeres más tranquilas y buena onda de Malacatoya, que a la hora de la hora, a la hora de marcharnos, ya nadie se quería ir, así que no tuvieron mas remedio que llevarse a las chicas en la memoria y el corazón. Gracias Malacatoya, algún día volveremos.
Ahí estábamos, todos en un ambiente diferentes, lleno de mil mosquitos que no nos dejaban comer tranquilos, pero a la hora de bailar, quien se iba a acordar de los piquetes. Mis amigos de “El Cartel” se dieron un festín de bailes con las mujeres más tranquilas y buena onda de Malacatoya, que a la hora de la hora, a la hora de marcharnos, ya nadie se quería ir, así que no tuvieron mas remedio que llevarse a las chicas en la memoria y el corazón. Gracias Malacatoya, algún día volveremos.