martes, 26 de enero de 2010

LA INFANTICIDA MARIE FARRAR



Después de varias semanas de ensayos, lo que nos costo a muchos: lágrimas, decepciones, frustraciones, naufragios, impotencias y caras largas, mezclado con un poco de humor sarcástico y agrio; ganas de arrancarse los pelos de la cabeza, rasguñar la pared, entre otras groserías que no me atrevo a decir, ni ha inventar, y que conste, poca es imaginación mía, porque de verdad si que nos estresamos.

Finalmente un 28 de Noviembre del 2009, en el municipio de Nandaime, de la ciudad de Granada, dimos a luz con la frente en alto, como grupo de la Quinta Generación de esta Mística Escuela de Artes Escénicas, “La Infanticida Marie Farrar”, del poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht, una presentación teatral mezclada entre danza y dialogo, en la que se crea un enfoque brechtiano para uno de los eternos problemas sociales –el sometimiento del género femenino-, presentamos a una Marie Farrar singular y simbólica a la vez, y entre el público, todas ellas María también, pidiendo en forma de plegaria y protesta “… se abstengan de juzgar, pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás”. Podemos apreciar, a mi parecer, un panorama de justicia mitológica (A los Jueces del Hades), tres personajes vestidos de negro, con un oscuro entorno, tres jueces tradicionales de la edad media, con un dialogo descriptivo y burlón, terminan por condenar a muerte a una victima mas de la injusticia de la sociedad de todos los tiempos.

Al final de la presentación, ya habían desaparecido las caras de nervios e intriga, todos llenos con una sonrisa de luna creciente, todos con un rostro de felicidad y sus ramificaciones, que bello se siente oír esos aplausos, halagos y buenos comentarios. Cuando todo parecía haber terminado, todavía faltaba una caja de sorpresa, el padre Santiago Giroux de la casa comunitaria en donde nos presentamos nos ofreció una riquísima cena con la que nos deleitamos, y para que más, indio comido puesto al camino, nos fuimos en nuestro humilde carruaje cantando hasta la puerta de nuestros hogares.

¡Mucha Mierda!